domingo, 2 de septiembre de 2012

"Romance de pura queja, que por ser pura, no está exenta de ser vieja" de Marisol Dorado



"Romance de pura queja,
que por ser pura,
no está exenta de ser vieja"

¿No es cierto fétido hedor,
que sin ser una cloaca,
este mundo huele a caca
y se ha perdido el honor?

Pues desfilan, sin paciencia,
políticos, meretrices …
preguntando ¿qué me dices?
en la guerra de la audiencia.

¿Hasta cuándo, Catilina,
habremos de soportar
el numerito fatal
que a nuestro pueblo fascina?

Ni en un circo de romanos,
te podías imaginar
tanta corrupción igual,
robando títere en mano.

                            
                                        Marisol Dorado



sábado, 1 de septiembre de 2012

"Pudo ser y no fue" de Rosa Mari Carrasco



Pudo ser y no fue,
el olvido en tu bolsillo,
el cariño en burbujas de jabón,
la paciencia en spray de limón,
la ternura en conserva,
el rencor, un estornudo,
la misma niebla que todo lo cubre.

Fueron y pudieron ser,
adjetivos de abrefácil,
predicados de solapas entreabiertas,
nombres propios de honestos reyes,
candidatos al senado.


Quienesquiera que seais
pactad con los mejores días
de prosas y prosistas

"Bienaventurados los que fuimos,
porque seremos los serenos de la noche"


                                         Rosa Mari Carrasco


Otra de Cortos, por nuestro Lisensiado Valerio de la Hoz







Era tan pobre diablo que la lectura constituía su razón de ser.

Releo algunos de los Diccionarios de Autor que en su día publicó Planeta y enseguida me asalta la idea. ¿Lo de Diccionario de autor no es contradictorio? No hace mucho que he terminado El Diccionario de amante de América latina del gran Vargas Llosa. Es un libro admirable, pero, aunque en esta ocasión la idea de amante advierte al lector de lo subjetivo que se expresa allí. Creo que sigue siendo válida la idea de la contradicción. Un texto puede ser un diccionario, o puede ser de autor, pero ambas cosas se me antoja imposible.

Murdoch: Personaje importantísimo que no nos importa nada. Todo el mundo tiene gente así.

Personas importantes que a fuer de considerarse importantes, se vuelven sencillamente pretenciosas. A veces, de muy sutil presumir.

El deseo de escribir, cuando no hay ideas, produce monstruos.

Mil poemas escribió y ni uno elaboró.

Esperar a quien no se desea esperar es la esperanza de esperar en vano.

La literatura como escondrijo.

Son infinitas las formas de infelicidad, pero también las máscaras que pretenden encubrirlas.

Cualquier obra literaria que merezca la pena, tiene que resistir la lectura en voz muy baja.

Habría que hacer una historia de la desilusión humana. O de cómo la gente se va desilusionando de personas y cosas a lo largo de la vida.

¿Qué pinta el Instituto Cervantes en La Roca? ¿No es darles a estos señores, llamados llanitos, demasiada importancia?

Habría que ver la carcajada que al propio Cervantes, don Miguel, le habría provocado la forma de utilizar el español que tienen en el sudodicho lugar.


                                                  Valerio de la Hoz

 

"Nubes grises" de Eva Laca




Nubes grises adormecen mis ideas
y las sacan a pasear del  la mano del Levante,
llevándose tu risa hilarante.

Tengo trozos de ti en mi memoria
que mis manos dibujan sinuosas,
envolviéndote en la nada absoluta.

Te busco. Te encuentro.
Me olvidas como ola abandonada en la orilla,
espero con la Luna tu regreso.

Los ojos fijos en tu recuerdo.
Las manos pérdidas en la espuma.
Nubes grises.
Viento de Levante.
Y tu recuerdo alejándose.

                                   Eva Laca 


"El Triunfo de los mediocres" artículo de David Jiménez


Nos atrevemos a presentar este artículo del periodista Davis Jiménez (aunque en la red se lo han atribuido a Forges), que relata con mucha claridad y realidad de como actuamos en nuestro país. Esperamos que esto cambie para bien.



El triunfo de los mediocres

Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.  Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura. Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera mínimos conocimientos sobre política internacional. Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo. Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo trece veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado. Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro que sin embargo encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas. Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que se insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

Mediocre es un país que ha permitido fomentado celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.


Noticia original:

http://davidjimenezblog.com/2012/02/28/el-triunfo-de-los-mediocres/