Mi frente sudorosa,
mi corazón agitado
como un cascabel.
Mis brazos me sobran.
Mis piernas y mis pies
no van donde quiero ir.
Con la gravedad de los años,
y un collage de recuerdos,
la palabra abuelo,
puede tener dos corazones:
uno amantisimo y el otro amador.
Agua de mar mezclada con el agua del río,
agua, siempre agua,
agua sublime y deseada.
Este poema es tan tierno como los pétalos de un jazmín.
ResponderEliminarUn bello poema Rosa.
Ada.