jueves, 2 de mayo de 2013

"Si, él me quiere así" " de Marisol Dorado




Si,
él me quiere así, de esa manera,
como recitan los versos,
como cuentan las novelas,
con un amor tan profundo,
como profundo es el mar.
¡Con tanta ternura!

Me quiere como dicen las canciones,
como en las oraciones,
como el sol quiere a las rosas,
como el agua a las flores.

Y por querer me quiere tanto,
tanto y tanto me quiere,
que me quiere como soy
y como soy me tiene.


Marisol Dorado Villanueva




Relato "Error Imprevisto" de Eva Laca Valadez




ERROR IMPREVISTO

-Necesito un café, caliente, negro, bien cargado y sin azúcar- informó por el interfono a su cabreado ayudante. "y que me trague la tierra, se dijo para sí"

Era miércoles,  las 23:11 reluciendo en el reloj, y seguía allí, en el despacho, envuelta en un mar de dudas, removiendo papeles de un lado a otro, y maldiciendo aquel proyecto de los coj... La interrumpió la voz ronca de Luis, quien a través de la puerta, anunciaba de muy mala gana la llegada del café.

Se lo dejó en una silla, en la mesa no cabía nada más, y se quedó de pie, observando el desbarajuste de papeles, dibujos, facturas, maquetas... que componían el siempre impoluto despacho de su jefa.

-¿Y, la solución es...? dijo forzando al máximo una mueca de optimismo.
Por respuesta, solo una mirada excesivamente cruel, incluso para ella, que le hizo abandonar el despacho dejando mil maldiciones a sus espaldas.

Una vez sola, Marta miró con desgana el café, debería haber pedido un whisky. Paseó por su despacho con el café en las manos, sorteando el infierno a sus pies, con un improperio a cada paso, en busca de una solución imposible.

Hace dos años se hizo cargo del proyecto. Parecía sencillo, atractivo, hecho a su medida. Sin grandes pretensiones. Perfecto para demostrarles a sus jefes que se podía confiar en ella. Dos años de duro trabajo, de poner en marcha todo lo aprendido, de tirar de contactos, de amistades, de equilibrar cuentas y de confrontar calidades.

-¡¡¡LUIS!!! Bramó sin aparatología esta vez.

En la habitación contigua, Luis rumió su rabia, apretó los puños y se mordió la lengua.
- Sí, Sra Mar - ti - nez; digo remarcando cada sílaba con rabia contenida.

-¿Qué ha dicho el contable?. Escupió sin apenas mirarle

-Que no hay dinero- aclaró Luis con una malévola sonrisa.

- ¿Entonces qué? ¿lo entregamos sin ventanas?