martes, 25 de agosto de 2009

Poema " Que lejos estás" de Paco Ortega


Que lejos estás,
no tocarte puedo,
y sin embargo te tengo.

Tú que modificas la realidad molesta
y acoges los dulces sueños,
eres del cuerpo lo más etéreo,
también dolor procesas.

A veces casas con los de otros
y otras dispar discurres,
pero ante todo eres mío,
dulce, molesto, antiguo, moderno,
tú, mi pensamiento.

                                                              Paco Ortega

Poema " A mi hija Pili" de nuestro "lisensiado" Valerio De La Hoz



A mi hija, Pili

Sonrisa,
eres sonrisa toda.
Fulgores de amanecida,
caídas de otoño,
y tu sonrisa.
Cuando sobre ti, cayeron las rosas,
lo hicieron con espinas.
Tu sonrisa las transformo.
supiste de rigor, de infortunios,
de las mil formas de la mezquindad.
Y tu mirada, clara, limpia, abierta,
las derrotó.
Sonreíste a los mares, a las amapolas,
también a las basuras del día a día.
Fuiste más allá del cráter, de la oropéndola.
El infierno tuvo la cordura
de palidecer
ante tanta agua clara.
Y las aguas claras,
la cordura,
de hacerse aun más claras.
Sabes decir sí a la vida, como tu alma,
una vida honesta, eterna
una vida llena,
o casi llena,
del más rotundo azul,
del brillo de las hojas verdes,
o de paisajes infinitos.
A él te acercas,
sonriendo,
amando,
perdonando,
olvidando,
queriendo toda la vida
para abrazarla,
para sentirla toda tuya,
y cuando tu yo se vaya yendo,
lentamente,
dulcemente,
todavía sabrás
que el final será de sonrisa
como un cristal
de la mañana.

Poema "La Casa" de Joaquín Bassecourt

La casa
a Marisol D. V.
Es una casa normal; yo diría que anormal hoy que todos completan y amueblan sus casas de electrodomésticos y comodidades, limitándolas. En esa casa sin acotaciones, donde una silla no es el adorno embustero; donde una mecedora sirve de refugio junto al fuego del hogar, los días destemplados y humanos; donde el reloj de sol no es una placa de energía; y donde el viento respeta sus adentros. La casa, sencilla junto al mar, tiene el nombre propio de las olas en el quicio de cal rústica que, enfosca la tristeza con su luminosidad. Es una casa normal que no se anuncia en las inmobiliarias; una casa regada por la sal y humedecida por la aurora, con las lágrimas del rocío más dulce y transparente. En ella, el beso es lo primero, seguido de la buena educación y la limpieza. Por ella, los amigos de siempre, abandonan sus tareas diarias con las visitas relajantes. Y, tanto los chistes provocan la risa, como las anécdotas la atención. Sobre la mesa, se ha puesto un ramo abierto de mimosas y lirios de Medinaceli. El aroma se extiende por el hule y tiñe las baldosas, bajando intenso junto a la procesión del mar relajante y sumido en penumbra. El horizonte disminuye el arrecife lejano, cuando atardece y llegan los periodistas y fotógrafos, a desvanecer el sitio y para descifrar el secreto de la original sencillez que ha revelado el nombre de la villa: MARISOL.

lunes, 24 de agosto de 2009

Poema "Si supiera..." de Eva María Laca


SI SUPIERA…
Si supiera donde ir,
empezaría a andar.
Si supiera donde llegar,
caminaría.
Si supiera donde estas,
empezaría a buscar
Si supiera donde estoy,
me encontraría.
Si supiera nada,
todo para olvidarlo
Si supiera todo,
nada seria usado
Si supiera reír
hasta agotarlo
Si supiera sumar,
tu y yo igual a dos.

Poema "Tú y tú" de Rosa Maria Carrasco

Tú y tú
La habitación huele a limpio, el orden no da crédito al silencio oculto en el vestidor. Las camisas cuelgan como si de ahorcados se trataran, y el frío se escurre entre las listas de las colchas que añoran cuerpos calientes que arruguen sus sábanas. El nído está vacío de voces claras, la música estridente no traspasa la ventana pero el olor fino a presencia cálida acude a mi todas las mañanas. El ordenador, ordena y manda en un idilio, que divide y suma cuantas palabras se entrelazan como lianas, en un solo sentimiento. Amanece, y esa luz azulada de códigos desconocidos, ondula el azul cristalino, y a pesar de tu brevedad comulgo contigo.

Poema "Abre tu puerta" de Rafael Díaz

Abre tu puerta 
Por la senda que conduce a tu morada voy pensando qué decirte cuando llegue. Si mi torpe disertar no te conmueve harálo mi mirada. Me gustará creer por un momento que abres tu puerta al fin, a la esperanza de tenerte en mis brazos. Sin tardanza susurraré en tu oído Y tu alma se abrirá como la roca al empuje de la fuente cristalina y tu cuerpo temblará como la encina que el huracán azota. Si al final mi ilusión se desmorona como castillo de arena en la playa con prontitud humillaré mi espada. Que me acunen las olas.

Poema "Escojo la mirada" de Marisol Dorado

Escojo la mirada
De entre todas las formas de amar,
escojo la mirada, y dejo recorrer mis ojos por las nubes que suavemente cruzan el trozo de mi cielo, como un desfile meditado, ensayado en miles de tardes de viento de levante, como estas. Escojo la mirada para acariciar los tallos que comienzan a brotar, con su trabajo milenario bien aprendido, con la paciencia silenciosa de la raíz que perdura, como un jarrón chino, perfecta e irrepetible. Escojo la mirada para posarla despacio sobre tu cuerpo, adonis de bronce que al sol le echas un pulso y llegar, a través de tu piel, a tu corazón, terciopelo constante que envuelve mi vida. Escojo la mirada para embelesarme con los ojos de mis hijas y seguir la línea de sus labios, que adorna sus bocas con la risa, para sobrevolar, uno a uno, todos mis paraísos cercanos, para sentir la belleza del mar entre las olas, para vivir, de entre todas las formas de amar, escojo la mirada.

Poema "El Beso" de Inmaculada Jiménez

El Beso
Caminaban cogidos de la mano.
De vez en cuando sus hombros se rozaban y sus labios se encendían.
Era entonces cuando se miraban y reían cómplices de esos deseos que llevaban dentro y que ninguno de los dos se atrevían a demostrar.
Eran jóvenes…..muy jóvenes. Tan jóvenes como los primeros granos de trigo, como el clavel con aroma de mayo, como el aire que despeina las ideas cuando se está enamorado. Caminaban juntos, miraban juntos las mismas olas. En un descuido, él rodeo con su brazo sus hombros, ella, quieta lo dejaba. Él quería decirle, ella, quería escucharlo. De pronto, una fina lluvia empezó a caer sobre sus cuerpos. Corrieron sin soltarse de la mano por la avenida. Estaban empapados. El hueco de un gran árbol los cobijó. Y esas ramas fueron testigos de lo que ambos habían deseado hacer durante toda la tarde………. ………simplemente besarse……