sábado, 1 de septiembre de 2012

Otra de Cortos, por nuestro Lisensiado Valerio de la Hoz







Era tan pobre diablo que la lectura constituía su razón de ser.

Releo algunos de los Diccionarios de Autor que en su día publicó Planeta y enseguida me asalta la idea. ¿Lo de Diccionario de autor no es contradictorio? No hace mucho que he terminado El Diccionario de amante de América latina del gran Vargas Llosa. Es un libro admirable, pero, aunque en esta ocasión la idea de amante advierte al lector de lo subjetivo que se expresa allí. Creo que sigue siendo válida la idea de la contradicción. Un texto puede ser un diccionario, o puede ser de autor, pero ambas cosas se me antoja imposible.

Murdoch: Personaje importantísimo que no nos importa nada. Todo el mundo tiene gente así.

Personas importantes que a fuer de considerarse importantes, se vuelven sencillamente pretenciosas. A veces, de muy sutil presumir.

El deseo de escribir, cuando no hay ideas, produce monstruos.

Mil poemas escribió y ni uno elaboró.

Esperar a quien no se desea esperar es la esperanza de esperar en vano.

La literatura como escondrijo.

Son infinitas las formas de infelicidad, pero también las máscaras que pretenden encubrirlas.

Cualquier obra literaria que merezca la pena, tiene que resistir la lectura en voz muy baja.

Habría que hacer una historia de la desilusión humana. O de cómo la gente se va desilusionando de personas y cosas a lo largo de la vida.

¿Qué pinta el Instituto Cervantes en La Roca? ¿No es darles a estos señores, llamados llanitos, demasiada importancia?

Habría que ver la carcajada que al propio Cervantes, don Miguel, le habría provocado la forma de utilizar el español que tienen en el sudodicho lugar.


                                                  Valerio de la Hoz

 

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