Si me molesta el sol, me pongo gafas;
si el frío me sorprende, llevo mi palestina;
si la luna me ataca, me escondo bajo mantas.
Si la religión me oprime, me desvelo,
si el ángelus me llama, me arrodillo
y cuando el sacrificio me desangro.
Si hay trigo como pan,
si uva, vino,
si llueve me encapoto
y si escampa me abro.
Si me llaman señor, miro hacia el lado,
si caballero, abajo,
si vejestorio, asiento
si poeta, me confundo.
Si me dicen: papá, estoy orgulloso,
si abuelo me nombran, me enternezco,
si jubilado, río,
y si capitán, respondo: "Trueno".
Si espero, desespero
y si desespero esperando,
como el que espera,
la persona no llega a ser persona.
Pero si muero porque no muero,
es que ya viví bastante,
asumiendo esa condición
inhumana de ser olvido.
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